El despertador siempre fue para mi un somnífero. El timbre con sonido intermitente era un sedante que se incrustaba en cada poro de mi piel y me impedía levantarme. Me sumergía en la cama apurando el tiempo para después correr. Siempre llegaba la última, en el cole, con las amigas, en el trabajo. También llegué tarde al quirófano la única vez que me han operado.
Hace días que me despierto antes que el despertador. Ahora bailo al son de las notas de su timbre. Para encontrar tres pequeños hábitos que ahora llamo regalos, que me hagan ahora saltar de la cama en lugar de adentrarme en sus profundidades, he pasado años dado la vuelta al mundo corriendo y tengo por costumbre elegir siempre la última. Me he apuntado las tres tareas en la agenda durante meses como cuando apuntaba la cita del médico.
- 7:30: Desayunar sentada y mirando por la ventana. Zumo, tostadas y café.
- 8:15: Meterme en la cama de Nico le rodeo con los brazos, dejo mis besos en su mejilla y le susurro: “ Eres guapo, Eres bueno, Eres importante, buenos días, cariño”
- Paseo con Neska
Neska me espera en la puerta de la habitación de Nico sujetando una de mis zapatillas entre sus dientes. Me acerco a ella, me da la zapatilla, mientras me ato los cordones, busca la otra zapatilla. Mi compañera de cuatro patas es puntual a nuestra cita diaria, me pongo la zapatilla para salir. Sí hubiera nacido sin manos como Neska buscaría los zapatos de los compañeros de camino, apretándolos entre los dientes se los acercaría para que se calzasen en la cita para caminar juntos. Sin manos no podría escribir en la agenda ni programar el despertador, con sólo la boca, cuatro patas y unos zapatos, conseguiría que me acompañaran a pasear.
El parque está teñido de verde, Neska me acompaña para quitar la vista del móvil y llevar mi atención a las nubes, a los árboles y a ver con detenimiento la arena sobre la que piso. El mismo suelo donde me agacho a recoger y guardar en una bolsa lo que Neska después de una carrera viene a hacer al parque.
Siempre la suelto y camina casi a mi lado, digo casi porque a ella le gusta pasar por el mismo sitio dos veces cuando yo solo paso una única vez. Cuando no la veo la llamo y antes de que cuente hasta cinco está a mi lado. Pero hoy no, hoy ya he contado veinte y no ha venido. Cerca de mí camina una señora llamando a su perro “ Ron, Ron” le grita pero el joven Ron tampoco vuelve.
Tengo un nudo en la garganta, intento deshacer ese nudo a base de gritos “ Neska, Neska” no dejo de gritar hasta ver a Neska entrelazando las patas con el joven Ron. Comienzo a llorar.
– Imposible desengancharlos- susurra un señor interrumpiendo su paseo.
Las lagrimas se me caen encima de la cabeza de Neska cuando la acaricio.
-Es cosa de la naturaleza, no llore- continúa hablando el señor- Si no quiere a los cachorros que la pongan una inyección a su perra.
Y así comencé un día cualquiera, tarareando al compás del sonido del despertador, mirando a las nubes mientras sujetaba el café, susurrando los buenos días a mi hijo metida en su cama y secándome las lágrimas en el lomo de mi compañera de cuatro patas. Recogiendo la energía suficiente para llamar a la veterinaria, que contestando a mis lágrimas me recomendó que sí encontraba dueñas para los cachorros, me animara a ayudar a Neska a tener sus crías. Secándome las lágrimas dibuje el cartel:
¿ No son regalos las pequeñas cosas que descubrimos las que nos hacen sentir y estar presentes para formar parte de la naturaleza? ¿ No es la naturaleza un regalo que nos envía señales para que la veamos ?
Continuará…
Tus palabras son un precioso regalo de exquisita belleza. Me encantaría leer más sobre los cachorros de Neska😍
Ocho patas y un gran corazón.
Precioso. 😍😍😍
La realidad siempre supera la ficción Cris .
Es la historia d’exempt de nuestros perros
Precioso, Cris, lo cotidiano también es bello!
Gracias por tu comentario, amiga. Seguro que has visto algún error de ortografía. Siempre tan atenta de la escritura
Muackk
Precioso como todo lo que escribes……real e imaginable para quien te conozca.
Afortunada por tenerte en mi vida.
Me has dado paz!
Y ka armonía es un regalazo!
Enhorabuena, amiga, por esta nueva aventura!!!!!
Gracias Anita. Te quiero mucho. Para suerte la mía, reguapaaaa
Muackkk
«Es cosa de la naturaleza», me encanta el comentario del señor… La verdad es que hay muchos regalos que llegan así, sin querer y parecen un problema, y luego son una bendición.
Espero la continuación…
Precioso Cris. «Ocho patas» lleno de sensibilidad y ternura.
Sí, las pequeñas cosas son las que nos hacen sentir y conectar con la Naturaleza que es realmente lo importante.
Enhorabuena Cris por tu blog.
Me encantará leer la continuación.
Gracias cariño!!